Limba sursă: Spaniolă
En una casa siempre queda por hacer. Incluso en un piso pequeño. La voz del marido aturde, dentro y fuera de su habitáculo. Los vecinos ya lo conocen, sólo que él tiene un escaso contacto con el resto de vecindario. Actualmente Anna y el resto de cosas que pospone en su horizonte se resumen en una cama que hace a primera hora, en una lavadora de ropa que recoge del suelo, y que más tarde tiende pieza por pieza en un balcón pequeño que da a un patio de luces. Mientras ordena la casa, ventila habitaciones y comedor, barre el suelo y lo friega de rodillas, que es como se llega a todos los rincones. Más tarde toma nota de todo aquello que falta, hace una compra pequeña, siempre consciente de hasta donde puede gastar. Y antes que el suelo se haya secado prepara el almuerzo, enciende la televisión mientras pliega y plancha la ropa, y de golpe y porrazo ya tiene el marido esperando. El hombre espera cualquier cosa con cara y ojos, que no significa que espere a Anna. Ella se sienta al lado de su marido y en dicho comedor sus miradas se aproximan por inercia al televisor. La televisión a diferencia de la casa da recoldo. Incluso los hijos de los vecinos que lanzan pelotas al patio mientras gritan y rÃen. Ellos ya no tienen hijos, aunque lo intentaron en el pasado. Ellos ya subieron uno. Ahora el hijo se ha ido, y pronto formará una familia nueva, parecida a la única imagen que ha visto.