Uppruna mál: Spanskt
El extranjero llegó rendido a la estación desierta. Su gran maleta, que nadie quiso llevar, le habia fatigado en extremo. Se limpió el rostro con un pañuelo y miró los rieles del ferrocarril que se perdÃan en el horizonte. Desanimado y pensativo consultó su reloj: la hora justa en que el tren debÃa partir. Alquien salido de quien sabe donde, le dio una palmada muy suave. Al volverse, el extranjero se halló ante un viejecillo de vago aspecto ferrocarrilero.